La fotografía fue conocida en San José durante la década de 1860 en adelante de la mano de los fotógrafos ambulantes que, al igual que en muchas localidades del interor, llegaban precedidos de comentarios, alquilaban una habitación en el hotel más céntrico o en una casa de familia, colocaban letreros en las plazas, en los comercios y aún en la prensa de la localidad. Tal vez el primero en instalarse por un tiempo lo haya sido la Fotografía Ibérica, que en 1866 promocionaba la toma de retratos, en la calle 18 de Julio, donde también anunciaban la compra y venta de chafalonía de oro y plata.
A fines del siglo XIX se establecieron en San José tres estudios fotográficos en forma permanente, sin perjuicio de otros de poca trascendencia o breve permanencia:
la Fotografía Artística, de Juan Chanfrau, instalada en 1884 y que trabajo con gran responsabilidad y éxito entre la población hasta el año 1912 en que falleció el fotógrafo, la Fotografia Universal de Francisco Echecoin, instalada en 1890, de gran actuación hasta la década de 1920 y la Fotografia Nacional, instalada por Juan Pedro Chabalgoity en 1896 y seguida por sus hijos en una saga que se prolongó hasta mediados del siglo XX.
A fines de siglo se presentó una coyuntura favorable para los fotografos instalados en San José, especialmente Chanfrau y Chabalgoity, con el pasaje y campamento del ejército nacionalista en 1897, que aprovecharon para tomar fotos y venderlas entre la población. Chanfrau tomo de Aparicio Saravia y de Varela Gómez y los Chabalgoity de Aparicio, del coronel Diego Lamas, de Chico Saravia, Jose González de la división de Flores, del comandante Juan F. Mena, etc.. Y en especial del retorno de la división maragata luego de firmada la paz sobre el Paso del Río San José.
El nuevo siglo se presentó propicio para la fotografía.
La gente estaba necesitada de imágenes y se había acostumbrado a las publicaciones ilustradas.
En 1909 se instaló la Fotografía Eléctrica, Fernando Cortés, un español que desarrollo una larga actuación en San José y en la sucursal de Santa Lucía y luego fue continuado por la firma de García, Benenati y y Gilard.
En 1912, tras el fallecimiento de Chanfrau, se instaló Foto Bonet, de Emilio Bonet, profesional de la zona que tuvo un importante estudio fotográfico vinculado a la vida social de la localidad. Igual que los Chabalgoity se dedicó a fotografiar espectáculos, fiestas, almuerzos campestres en el río, etc. E incluso tuvo oportunidad de fotografiar a Rubén Darío durante la conferencia en el Teatro Macció, foto que luego se vendió en muchos de los comercios maragatos. Años más tarde Bonet se traslada a Montevideo y abre un estudio fotográfico en Pocitos, sobre la calle Masini, cerca de la Rambla.
En 1924 se instaló Foto Riva, estudio que había tenido larga permanencia en la ciudad de Florida,
con local en la calle Arenal Grande Nº 593.
En 1926 se instaló Foto Curbelo.
A partir de 1940 la fotografía toma un carácter más comercial y anónimo. Ya no importa tanto la personalidad del fotógrafo sino que cuenta la capacidad comercial y el comercio instalado.
Se incorporan rubros, se atiende a los aficionados, se venden productos y equipos.
Se vuelve delimitada la función, las galerías o estudios fotográficos dan lugar a la aparición de comercios fotográficos, los fotógrafos de prensa son contratados por los diarios y los fotógrafos aficionados se vinculan con fotoclubes o se dedican a profundizar en forma autodidacta, por correspondencia o grupo de amigos en la toma fotográfica, efectuando sus propios revelados y copias.
Juan Antonio Varese
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