LA SAGA DE LOS CHABALGOITY

Juan Pedro Chabalgoity nació el 30 de junio de 1848 en la localidad de Esquiule, sobre los pirineos franceses. Probablemente haya aprendido nociones de fotografía en París, antes de abandonar su tierra, como lo sugiere el Prof. Augusto Schulkin.[1]

Llegado al Uruguay hacia 1870, poco tiempo después se caso con Ana Bidegain, una coterránea que había conocido en el viaje. En 1876 nació Pedro, el primogénito, a quien le dispensaron una educación esmerada, en 1888 lo hizo Francisco, el segundo hijo varón, en 1893 Domingo y en 1897 nació Juan, el hijo menor y que dedicaría toda su vida a la fotografía y la cinematografía.

Apenas llegado, el joven vasco comenzó a trabajar en una galería fotográfica, de las actividades más lucrativas del momento dada la demanda de retratos. El oficio requería de un aprendizaje de años hasta llegar a la condición de operador, es decir el que dominaba todas las etapas, desde la toma de la foto hasta la entrega de la copia al cliente. Cabe suponer que se tratara de la Fotografía del 18 de Julio, abierta desde mediados de la década de 1860 a nombre de José Vázquez, ubicada sobre la calle del 18 de Julio, número 165 primero y 175 después, entre las de Daymán y Río Negro, frente a la actual Plaza del Entrevero.

Con los años debe haber adquirido el negocio, tal cual acontecía con muchos empleados que terminaban por ser los titulares del mismo. El primer aviso en la prensa a nombre de J.P. Chabalgoity lo encontramos en el Gran Almanaque de El Siglo de 1878:

FOTOGRAFIA 18 DE JULIO DE J. P. CHABALGOITY
En este establecimiento se hacen los retratos más perfeccionados que se conocen hasta hoy, calle 18 de Julio N° 175.
Especialidad para retratos de niños. Reproducciones en porcelanas de cualquier tamaño, Retratos al óleo, cámaras solares y pintados.
Se venden productos fotográficos.
Precios reducidos

La Fotografía del 18 de Julio o Fotografía de París, como surgía de la publicidad existente al dorso de las copias, trabajo durante muchos años con buen suceso de clientela, apoyado en la colectividad de origen vasco, circunstancia que Chabalgoity destacaba con avisos bilingües:

USKALDUNER
Orori berheski nuzu gomendatzen, nahibadusie erretratua merke eta eder atherasi jinsisten ene echerat, isanensiste siengustila serbuchatiac
Barrtzen nuzu siengomendian
Calle 18 (etche – gorian)[2]

Juan Pedro Chabalgoity demostró ser un hombre inquieto y perpetuo buscador de nuevos horizontes, por lo que hacia 1892 dejaron de aparecer sus avisos en la prensa montevideana. Después de trabajar mas de 14 años al frente del Estudio Fotográfico del 18 de Julio[3] decidió probar fortuna en localidades del interior. Primero en Canelones y luego, secundado por su hijo Pedro, en San José, por entonces uno de los departamentos más productivos del país.


Inauguración del primer monumento erigido a Artigas en el Uruguay en la Plaza Independencia de San José 1898
Juan P. Chabalgoity


En 1896 lo encontramos instalado, tal cual resulta de El Departamento y El Pueblo del 27 y 28 de febrero, respectivamente:

Nuevo fotógrafo. Ha llegado a esta ciudad, donde fijará su residencia, el acreditado fotógrafo don Juan P. Chabalgoity, que tuvo durante muchos años su gran establecimiento fotográfico en la calle 18 de Julio de Montevideo. Este señor piensa abrir aquí su gabinete para lo que ha alquilado casa, en la calle San José, contigua al Club Nacionalista “Coronel Rodríguez”.

Con la colaboración de su hijo Pedro, que con 20 años de edad se había convertido en excelente fotógrafo, desarrollaron la denominada Fotografía Nacional. Buen equipo el del padre artista fotógrafo y del joven de esmerada cultura y buen trato social, que poco a poco se transformaron en los retratistas preferidos de la sociedad maragata. Gran espaldarazo les significo la toma de retratos de personalidades nacionalistas con motivo de su pasaje por San José, durante la revolución de 1897, entre ellos de Diego Lamas, Aparicio Saravia, Varela Gómez, Pedro Bastarrica, entre otros.

Pedro empezó a intervenir en la vida local y a ser convocado para registrar los acontecimientos del momento, como fiestas, banquetes e inauguraciones. No olvidemos que se había producido el gran adelanto técnico de la utilización del gelatino bromuro, procedimiento que permitía registrar hechos y acontecimientos al aire libre. El fotógrafo podía liberarse de las tomas de estudio y salir a la calle, cámara en mano, para captar los episodios del momento.

Pedro tomo vistas de la inauguración del Teatro Nacional, de la línea férrea a Juan Lacaze, de los espectáculos de carnaval, las que luego exhibía en las vidrieras de los comercios importantes y vendía en la Fotografía Nacional. También estuvo vinculado a la actividad cultural y las funciones de teatro, colaborando con la escenografita y decoración.
En febrero de 1905, realizo una exposición de postales de la zona, ampliamente promocionadas en la prensa:

“Hermosas postales. Desde hace varios días se han puesto en venta, en la acreditada fotografía Nacional, hermosas tarjetas postales, obra del inteligente joven artista Pedro Chabalgoity.
Se trata de una variada e interesante colección, representando con todo gusto y fidelidad, los mejores edificios públicos, monumentos, paseos, etc., de la ciudad maragata. Entre otras vistas se ofrecen las siguientes:

Monumento al General Artigas en el día de su inauguración, destacándose en la tribuna al doctor Mendilaharsu en momentos de pronunciar su discurso; edificio de la sociedad italiana de socorros mutuos, pirámide de la plaza Treinta y Tres, revolución de 1897, llegada al paso de los carros de la división 8ª, Hospital de Beneficencia. Iglesia Parroquial, Capilla Hortus Conclusus, Casa Histórica frente a la que cayó herido de muerte, el 22 de junio de 1811, el capitán de los ejércitos orientales, don Manuel Artigas, Escuela de niñas y sucursal del Banco República, Jefatura Política y municipio, Teatro Nacional, Club Fraternidad, casa histórica donde se celebró la primera Asamblea Constituyente en el año 1825, plaza de los Treinta y Tres, monumento a Artigas solo, grupo de damas de una comisión de fiestas de caridad, formado por distinguidas señoras y señoritas de nuestra sociedad, etc., etc.

A las personas de buen gusto recomendamos visiten la fotografía de Chabalgoity a objeto de que admiren y adquieran si así lo desean, tan interesantes postales maragatas.”



Madre cuidando a enfermo y su familia.
Juan P. Chabalgoity
Al año siguiente, nombrado edil, se vio involucrado en un enojoso episodio por el cual los miembros de la Junta fueron acusados de malversación de fondos, lo que derivó en que fueran temporalmente detenidos.

En 1906, Francisco, el hermano que lo seguía, comenzó a figurar en la actividad periodística, como colaborador de El Trabajo. Uno de sus encendidos artículos lo arrastró a la amenaza de un juicio político, por lo que tuvo que ausentarse por un tiempo de la ciudad.

El 14 de diciembre de 1909 falleció Juan Pedro Chabalgoity en la provincia de Resistencia, durante una gira fotográfica por varias provincias de la Argentina. Toda la prensa de San José le dedico un encendido y cariñoso recuerdo al viejo luchador.

Hacia 1910 Domingo, el siguiente hermano, empezó a tomar fotografías de hechos sociales. Contaba con 17 años pero ya afloraba su sentido de la oportunidad para registrar los hechos que interesaban a la localidad, como la inauguración del puente sobre el Río San José, del nuevo edificio del banco de la Republica y de la exposición agro industrial en el Prado de la ciudad. Sus fotos le valieron la designación de corresponsal grafico de revistas ilustradas de Montevideo, entre ellas La Semana, publicada bajo el patrocinio del diario El Dia. Se hicieron justamente famosas algunas de sus vistas como la de la inauguración del Teatro Maccio el 5 de junio de 1912, del día del Árbol y de la visita y conferencia del poeta nicaragüense Rubén Darío durante su visita a San José en julio de dicho año:

Vistas fotográficas. El joven fotógrafo Domingo Chabalgoity ha tomado tres espléndidas vistas fotográficas: una de la celebración de la fiesta del árbol, en la que el señor Inspector de Escuelas dirigiera al público su palabra, y dos de la conferencia dada por el eximio poeta nicaragüense Rubén Darío, en el hermoso coliseo Macció.”
(El Pueblo, 3 de agosto de 1912)

En 1911 se bifurcaron los caminos fotográficos de los hermanos Chabalgoity. Pedro, por un lado y por otro Domingo, cada uno abrió un estudio en diferente dirección, mientras Francisco continuaba como corresponsal de prensa. Este último, demostrando su espíritu inquieto, visitó Treinta y Tres con la finalidad de instalarse pero pocos meses después regresó nuevamente a San José, instalándose en la calle Artigas Nº 102, bajo el nombre de Fotografía Luz y Sombra.

En 1916 aparece en escena Juan, el menor de los hermanos dedicados a la fotografía. Comenzó como colaborador grafico de la revista El deporte maragato, en la que su hermano Francisco se desempeñaba como periodista.
Aprovechamos la circunstancia para señalar los tres principales rubros en que descollaron los hermanos Chabalgoity y sus descendientes: la fotografía, la prensa y el deporte.

Como dijimos Pedro por un lado y Domingo y Juan por otro siguieron trabajando en el rubro fotográfico. No eran problemas familiares sino diferencias laborales las que los llevaban a trabajar en direcciones separadas: Pedro en la calle Artigas Nº 461 y Domingo en Artigas Nº 438.


Juan P. Chabalgoity
Pedro continuo hasta el año 1922 en que, con 44 años de edad, decidió dar un vuelco radical a su vida, optando por la carrera administrativa en la polícía. Habia trabajado 26 años como fotógrafo -desde 1896 hasta 1922-. En Tacuarembo fue designado sub jefe de Policía, trasladado luego a Florida y mas tarde a Colonia, donde se desempeño, durante un año, como Jefe de Policía del departamento.

En 1922 Francisco y Juan se hicieron cargo de la fotografía de Pedro. En dicho año Domingo, el otro hermano, partió para Brasil, primero a Santa Ana, luego Santa Victoria do Palmar, después a Porto Alegre y finalmente a Jaguarao. Había trabajado como fotógrafo en San José durante 12 años, desde el año 1910 hasta 1922.

El año 1924 fue sumamente importante en la actividad de Francisco y Juan, bajo el nombre de Chabalgoity & Hermanos, porque desarrollaron una activa campaña publicitaria con la incorporación de la fotografía nocturna, un adelanto que hacía furor en la capital. Tomaron fotografías de los conjuntos de carnaval, según lo promocionaba El Pueblo del 6 de marzo de 1924:

UN ADELANTO SIGNIFICATIVO
Con motivo de las carnestolendas la fotografía Chabalgoity inició el servicio fotográfico nocturno. Muchas han sido las personas que han acudido a ese establecimiento a retratarse durante los días de carnaval. Hemos tenido ocasión de observar los trabajaos realizados, que por nitidez y perfección, cabe tributar a los técnicos Chabalgoity Hnos., los plácemes del caso.
Por lo que se advierte, San José marcha a la par de las grandes capitales. Ya no será preciso esperar al día para dejar impresa la efigie en el negativo. Tenemos en esta ciudad una casa de tanta reputación artística como la de Chabalgoity, que retrata de noche, con el más brillante de los éxitos.

Por la misma época Francisco mantuvo una sonada disputa con la Junta Electoral maragata porque no obstante su idoneidad para el cargo de fotógrafo que solicitaba la oficina, este le fue adjudicado a un joven sin experiencia llamado Alfredo Cantou. El tema se soluciono con una declaración de la Junta, reconociendo que para la selección no habían tomado en cuenta la capacidad técnica sino la filiación política.

En setiembre de dicho año 1924 Juan se dedicó de lleno a la cinematografía, tras el estreno de su primera producción en el Teatro Maccio bajo el titulo de Actualidades de San José, con invitación a la prensa, amigos y autoridades.

En 1925 continuó con la producción fílmica, dando a conocer la película tomada con motivo de los festejos del Centenario 1825-1925, para lo que recibió el apoyo financiero del Comité de Festejos que presidía el señor Carlos Larriera.

En octubre de dicho año se exhibió en el Teatro Macció el noticiero de actualidades, nueva producción de la San José Film, “incipiente compañía cinematográfica que con inteligencia y empeño digno del mejor estímulo, dirige entre nosotros el joven Juan Chabalgoity.”

En 1930 Francisco se orientó definitivamente hacia el periodismo escrito, dirigiendo la revista ilustrada Cumbre, la que reproduce una serie de fotografías de los departamentos vecinos y en 1932 apareció La Prensa, también dirigido por Francisco.


Flia. Chabalgoity
En octubre de dicho año se exhibió en el Teatro Macció el noticiero de actualidades, nueva producción de la San José Film, “incipiente compañía cinematográfica que con inteligencia y empeño digno del mejor estímulo, dirige entre nosotros el joven Juan Chabalgoity.”

En 1930 Francisco se orientó definitivamente hacia el periodismo escrito, dirigiendo la revista ilustrada Cumbre, la que reproduce una serie de fotografías de los departamentos vecinos y en 1932 apareció La Prensa, también dirigido por Francisco.

Desde 1930 Juan continuó solo en el rubro fotográfico, a la par que continuaba con la cinematografía, por entonces con la colaboración del francés Henry Mauricio, que le perfeccionó en la técnica y el manejo de la cámara.
En 1933 emprendió un interesantísimo sistema de proyección cinematográfica junto con el socio y amigo Vicente Lacava, mecánico de profesión, con el que inventaron una máquina de fácil manejo y experimentaron con el revelado de films hasta lograr resultados asombrosos.
Con Lacava organizaron una gira por las localidades cercanas donde tenían pensado filmar escenas y luego proyectarlas, con la finalidad de difundir el biógrafo en la campaña como elemento educativo.
A principios de la década de 1940, tal vez resentida la situación económica por los gastos derivados de la cinematografía, entró a trabajar en la Oficina Dactiloscópica de la Jefatura de Policía de San José, primero como auxiliar y luego como Jefe, agregando “pertenecer a una familia de fotógrafos”.

En el año 1946, en el ejercicio de su labor como técnico en huellas dactilares descubrió, por casualidad según su propia declaración, que la sangre humana actúa como fijador de las imágenes que tiene delante. Al fotografiar un trozo de metal ensangrentado en busca de huellas dactilares se encontró con la sorpresa de que aparecieron figuras humanas, distorsionadas por cierto pero reconocibles al fin. O sea que la sangre tendría la propiedad de retener la imagen de lo que tuviera delante, teoría que supondría posibilidades insospechadas de desarrollo en la técnica de investigación criminal. Sin medios económicos ni elementos científicos para profundizar en el invento decidió publicar su teoría en forma de pequeño libro, con el título de “Los misterios de la sangre humana”, publicado en San Jose en agosto de 1954 para que otros investigadores se encargaran de profundizarla y demostrarla.
No sabemos hasta que año mantuvo abierto el negocio pero según dato proporcionado por la familia, se mantuvo activo hasta que las cataratas afectaron su visión y luego de una operación no del todo exitosa, solicitó la jubilación en 1972.[4]

Para cerrar el ciclo de los Chabalgoity –de las pocas sagas fotográficas en el país que se desarrollaron a través de 4 generaciones- nos referiremos a Ariel Chabalgoity, bisnieto del vasco Juan Pedro y sobrino nieto de Juan Chabalgoity Bidegain, el fotógrafo y cineasta de larga trayectoria en San José.
Ariel es un auténtico exponente de la vocacion familiar, tanto en el espíritu aventurero y sentido artistico como en el amor por la fotografía y la actitud de riesgo y pasión con que la ha encarado siempre.
Ariel, hijo de Juan Pedro Ariel Chabalgoity Taró, quien a su vez era hijo de Francisco Chabalgoity Bidegain, (hermano de Juan), nació en Montevideo el 21 de enero de 1952.
Desde niño Ariel tuvo gran afinidad con el tío Juan, con el que se pasaba horas conversando y aprendiendo. El fotógrafo le mostraba como se revelaban los rollos en cubetas, lo que representaba un anacronismo porque en la época ya se utilizaban los tanques para el revelado. Pero el tío seguía aferrado a los viejos procedimientos y a las frágiles y pesadas placas de vidrio.
Cuando Juan adquirió una cámara de 35 milímetros, Ariel se la tomó prestada y salió a tomar fotos con otra libertad. Podemos decir que, salvo las enseñanzas del tío abuelo, Ariel aprendió en forma autodidacta, por lo menos en esta primera etapa.

Poco más que un adolescente sintió las mismas inquietudes que sus antepasados y cámara en mano y mochila al hombro salio a recorrer América del Sur. En San Pablo donde trabajó en un estudio dedicado a la foto publicitaria, donde aprendió realmente la fotografía moderna y el revelado color en los propios laboratorios de Kodak. Luego emprendió un periplo por el interior del Brasil, tomando fotos a domicilio para pagarse la aventura. Recorrió el Amazonas, navegó por el gran río visitando poblaciones y registrando fotográficamente gentes y lugares y luego llegó a Venezuela, donde trabajó como fotógrafo. Más tarde, en Perú se ganó la vida fotografiando a los turistas en Machu Pichu.

De regreso al Uruguay, como consumado fotógrafo, entró por concurso en el Servicio Foto cinematográfico del Sodre (antecedente del Archivo Nacional de la Imagen), con la tarea de tomar fotos de actualidad.
Paralelamente trabajaba como reportero gráfico y, junto con Chele, Carlos Amerigo y Sengo Pérez, formó el primer equipo de fotógrafos que empezó a trabajar en La República, cuando fue fundado en el año 1985.
Luego trabajó para La Hora y más tarde para La Hora Popular, cuando se fusionaron La Hora y El Popular.
Junto con Roger Rodríguez y el Sengo Pérez recorrió y fotografió Chile, resultado de lo cual publicaron el libro “La derrota del miedo”, editado en Chile, Argentina y Uruguay por la editorial Punto Sur.
Después pasó a trabajar como reportero gráfico para televisión en Canal 5 y tras renunciar por problemas conceptuales partió para el Canadá, donde trabajo varios años en el rubro fotográfico.
De regreso al pais la situación ya no era la misma. Actualmente está instalado con estudio fotográfico en la ciudad de Canelones, donde trabaja en equipo con su esposa, tanto en la fotografía como en la realización de videos.

[1] Schulkin, Augusto. Fotos para la iconografía nacional: los hermanos Chabalgoiti, Suplemento de los domingos
       de El Día, 25 de noviembre de 1979.
[2] Gran Almanaque de El Siglo, 1881.
[3] Por momentos llamada Fotografía de París.
[4] Ariel Chabalgoity, su sobrino nieto, recuerda que le enseñaba a retocar los negativos cuando apenas veía
       por las cataratas.

Juan Antonio Varese
torredelvigia@movinet.com.uy